DEL CÍRCULO VICIOSO AL CÍRCULO VIRTUOSO

24 / 08 / 2018 | Real Estate General
DEL CÍRCULO VICIOSO AL CÍRCULO VIRTUOSO

DEL CÍRCULO VICIOSO AL CÍRCULO VIRTUOSO

Como todos los años, concurrí y tuve el honor de participar en la Expo Real Estate. Esta vez, la número 10. Una década. En este evento, nos encontramos los que estamos siempre, los nuevos y los futuros players del mercado. Siempre me resulta apasionante conocer las conclusiones de otros, a veces para cotejar, otras para confirmar. Escucho a todos. Sin dudas, las conclusiones dependen del orador, de sus circunstancias, de su realidad. Y esta vez hubo de todo. A diferencia de otras veces, noté un poco más de pesimismo. No es extraño, todos solemos de algún modo contagiarnos más fácil de lo negativo que de lo positivo.

Como dicen: ?creer que todo es posible, no requiere sólo de optimismo, sino de talento?. A lo que sumaría algunos condimentos más como tenacidad, esfuerzo, confianza, disciplina, visión, etc y especialmente, estar dipuestos a aprender de nuestros errores.
Y en ese sentido es que no admito dar por terminado los ciclos hasta no agotar sus resultados.
Es fácil volver a la zona de confort. Lo difícil es estar dispuesto a atravesar el camino, por más escollos que nos encontremos. A defenderlo, no neciamente, sino con convicciones, con visión de futuro, con apuesta al futuro. 
La realidad económica y política del país es preocupante. Nadie puede negarlo. Sin embargo, me rehúso a resignarme. No quiero creer que todo debe ser siempre igual. Y tengo pruebas de que no debe ser así, de que siempre se puede desafiar al ?destino?. Vivo desafiando los límites de lo que se cree que debe ser de una determinada forma. Porque así me criaron mis padres. Crecí en una familia de clase media, signada por la pérdida de la casa propia en tiempos del Rodrigazo. La ausencia de vivienda propia atraviesa por completo la vida familiar. Sin embargo, nada me hizo creer que ese sería mi destino. Por el contrario, me rebelé contra todo aquello que quisiera ponerme un límite. Alguna vez creí que sería imposible hacer una carrera universitaria. Y por eso no sólo la hice en tiempo récord, sino que continué con mis estudios de posgrado y es un camino que nunca abandoné y desde hace 15 años me dedico fuertemente a la docencia, porque estoy convencida de que ahí radica la diferencia.
También alguna vez creí que sería imposible trabajar en el rubro inmobiliario, signado por ser un mundo aparentemente masculino. Y aunque confieso que ingresé en el mercado, vistiendo masculinamente, sin maquillaje y con el pelo recogido, rompí mis propios prejuicios y hoy no sólo trabajo codo a codo con muchos hombres y mujeres de negocios, sino que me siento honrada de que me convoquen por mis conocimientos, por mi aporte y por los resultados que he logrado junto a ellos. 
No creo en los imposibles y cuanto más complicado sea el camino, sólo sé que costará un poco más.
Y si hago estos comentarios, no es sólo para ser autoreferencial, sino para explicar por qué no creo en las teorías apocalípticas que nos invitan a volver a nuestra zona de confort. 
El mercado sigue en marcha. Los empresarios del rubro son mucho más que simples oportunistas de contexto. Nosotros trabajamos construyendo valor inmobiliario. Algo que no sólo satisface necesidades momentáneas, sino que perdura en el tiempo, que agrega valor patrimonial al lugar en el que trabajemos, que crea techos para familias, espacios para trabajar, ámbitos de recreación y turismo, etc, etc, etc.
Pero de todos los valores que mencioné, el que más quiero destacar es el aporte que podemos generar en la sociedad. Brindar condiciones de acceso a la vivienda. Cada uno pondrá la responsabilidad donde mejor le convenga. Yo sólo invito al compromiso de parte de los empresarios. Y no es una invitación absurda. El compromiso puede ser un gran negocio. Sólo es cuestión de entenderlo.
Revisando los índices de déficit habitacional, podemos concluir rápidamente lo poco que han contribuido los consumidores finales al crecimiento del mercado. Esto ha generado un gran crecimiento del mercado de los alquileres. Las personas necesitan vivir en casas. Como no hemos podido dar acceso a la vivienda, hemos creado empresas que se dediquen a dar garantías para alquilar. Conclusión lógica, más población, menos acceso, más alquileres, menos garantías = Nuevo negocio. De modo que seguimos fomentando negocios financieros de renta: el del desarrollo de proyectos premium en pozo, el de los alquileres, el de las garantías. 
Y así y todo, muchos dicen que la nuestra debiera ser una ?Actividad Productiva?. Pero lo cierto es que cuando surgen alternativas de financiamiento propias de una actividad productiva (Vg. Préstamos intermedios, instrumentados a través del esquema de Project Finance, utilizado en las grandes actividades productivas del mundo) nos dedicamos a criticar sus variables. Que la tasa es muy alta, que la UVA es incierta porque la inflación es creciente entonces sería impagable, que los bancos controlan mucho, que el negocio se achica; en fin, que es imposible. 
No soy una necia. Entiendo el punto. Sin embargo, me pregunto si cuando prevendemos a menor valor a nuestros inversores para financiar nuestros proyectos en pozo, no estamos también ?pagando? una tasa igual o mas alta que la que piden los bancos por una porción de la financiación. También me pregunto si cuando cerramos nuestros acuerdos con proveedores, ellos no nos piden una cláusula de ajuste sobre el costo asociada a la inflación (aún cuando la CAC sea la ?inflación? del sector); acaso no calzamos también nuestras ventas ajustadas en CAC y casi siempre salimos empatados y otras tantas ganando sobre la inflación. Me pregunto si la CAC no ha evolucionado a una tasa mas alta que las UVA´s desde su surgimiento. Me pregunto si la presión impositiva es de ahora o ha sido siempre así. Y para finalizar, me pregunto, hasta cuánto soporta el mercado seguir vendiendo el mismo tipo de producto, al mismo tipo de inversor/cliente.

No creo en nada de eso. Sólo creo que nos resistimos a lo que no comprendemos, a lo que no conocemos y a lo que nos genera un poco mas de esfuerzo.

En cambio sí creo que el nuestro es el sector productivo con mayor proyección, pero que lo hemos convertido en la cueva de la actividad financiera. Nos convencimos de que es una actividad financiera que como subproducto genera algunos techos, sobre los cuales existen otras actividades financieras asociadas. Pero no entendimos que es al revés. Esta es una actividad productiva concreta, que tiene como subproducto un resultado financiero, como cualquier otra actividad productiva.

Tampoco podemos castigar al empresario que es el que ha resurgido de sus cenizas allá por el 2002, creando sus propias fuentes de financiamiento. Quizá sea esto y el éxito inmediato lo hizo que se convenciera de que así funcionaba la cosa.

Y aunque me corran con el dólar y la inflación, sólo diré que cuantas menos alternativas de inversión concretas se le de al público, mayor será el consumo minorista y mayor la necesidad de posicionarse en dólares, contribuyendo, en ambos casos, al incremento de las variables.

En fin, no quiero extenderme. Mi propuesta para convertir el círculo vicioso en un circulo virtuoso:
1- Renovación. Empresarios más comprometidos con la construcción y menos con el negocio financiero.
2- Compromiso fiscal. Gobierno tomando acciones concretas y definitivas para reactivar la actividad, fomentando el acceso a la vivienda desde el sector privado. Contribuir a la recaudación fiscal está un poco más cerca de apoyar al sector que de pisarle la cabeza. Este mercado es como una plastilina. Si usted lo pisa, se le escapa por los costados.
3- Hablar el mismo idioma. Docentes, Comunicadores, Empresarios, Gobierno, etc. Hablemos de UVA. Pero hablemos en serio. Hablemos de vender en UVA´s, hablemos de tomar financiación en UVA´s, y especialmente hablemos de ajustar cargas impositivas en UVA´s. Si yo le hablo en castellano y Usted me responde en Japonés, quizá demore un poco más la respuesta. Y No tenemos más tiempo.

Hemos iniciado un camino largo y profundo. Apenas empezamos a caminar y nos tropezamos con unas cuantas realidades. Yo sólo creo que no hay que abandonar el camino. Quizá sólo sea cuestión de volver a empezar, aprendiendo de lo recorrido y reviendo los pasos a seguir.

Dra. Mariela Schenone

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